Allí están lo buhoneros de forma publica y notoria, ¿una Harina Pan?, contestan: ¡seis bolívares; ¿mantequilla de medio kilo?: ¡cinco!, ¿y la azúcar?, ¡a ocho el kilo!, entendemos que son gente necesitada, gente que no tiene empleo, gente que la Revolución ha abandonado, por hambre tal vez se le justificaría la acción, pero lo que no cabe en la cabeza de nadie, solo en la cabezota de Canán, Loyo, Osorio Guzmán y Sader Castellanos, que de paso la deben tener bien grande, es que venga el Estado a legalizar semejante estafa al mismo pueblo necesitado. El lunes 28 de junio salía la Gaceta Oficial Nº 39.454 que publicaba la Resolución Conjunta de los Ministerios para el Poder Popular del Comercio, Agricultura y Tierras, Alimentación y Salud, la cual prohibía la venta o cualquier otro medio de intercambio, a través del comercio informal, ambulante y eventual, buhoneros pues, donde no se garantizará el cumplimiento de los precios establecidos por el Ejecutivo Nacional, así como las condiciones de higiene y salubridad de los alimentos para el consumo humano declarados de primera necesidad. Mucha gente, incluso este servidor aplaudió la medida, porque realmente era un estafa lo que esta gente estaba haciendo con tales productos, una cosa es ser pobre, y otra muy diferente es ser especulador, en este sentido, una persona por muy necesitada que este, podría ser pobre pero nunca un especulador, ahora un especulador podría ser rico o pobre al mismo tiempo. La buena medida de hecho incluía las sanciones previstas tanto en la Ley Orgánica de Seguridad y Soberanía Agroalimentaria como las contendidas en el Indepabis, pero ¿que fue lo que pasó?, ¿por que dicha resolución conjunta de 4 ministerios se eliminaba exactamente una semana después de haber entrado en vigencia?, aunque esto es relativo ya que los buhoneros tenían 30 días para ajustarse a la ley, por lo que cuando eliminan la resolución nadie la estaba cumpliendo, es decir un tiro al vacío, pues!, antes de comentarle que fue lo que pasó, veamos primero la gravedad del asunto.
La nueva resolución también conjunta de los cuatro ministerios antes mencionados publicada en la Gaceta Oficial Nº 39.459 del 6 de julio de este año que revocó la anterior, es clara, permitiendo ahora la venta, o cualquier otro medio de intercambio, a través del comercio informal, ambulante o eventual de los productos de primera necesidad donde no se garantice el cumplimiento de los precios establecidos por el Ejecutivo Nacional!, y no suficiente con ello, estos no tendrían muchos menos que cumplir las normas mínimas de higiene y salubridad de los alimentos para el consumo humano, todo lo cual significa entonces que no solo el Estado le da permiso a los buhoneros para seguir vendiendo el medio kilo de mantequilla a cinco bolívares o la Harina Pan a seis, sino que con esto se les da licencia además para que hasta vendan la carne podrida encontrada en Pudreval o los alimentos “no conformes” como los denominó el propio Ministro Ramírez como si se tratara de uno cheques. Esta normativa, al menos viola los siguientes artículos: el 40 de la Ley de Seguridad y Soberanía Agroalimentaria, el cual se refiere a que el Gobierno debe evitar la distorsión en la distribución de los alimentos; el 5 de la Ley de Indepabis, que obliga al Ejecutivo Nacional a dictaminar medidas excepcionales para evitar el alza indebida de los precios, como la que se había hecho; el 64 ejusdem que habla sobre la prohibición de la especulación, entres otros.
Aquí la medida de suspensión de la justificada y razonada medida anterior fue netamente “electorera” del mas bajo populismo de cara a las elecciones del 26 de septiembre, porque las cuatro cabezas de chorlitos de los ministerios respectivos tuvieron miedo de perder votos entre los buhoneros, pero aquí el tiro ahora les puede salir por la culata, porque son mas votantes los que compran, que los buhoneros que venden, pero ellos no lo ven así, hubiese sido mas fácil dejar todo como estaba, porque lo que se hicieron con las manos los desasieron con los pies, colocando ahora al Gobierno como cómplice de la especulación de los productos de primera necesidad.
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