El problema de la deuda externa durante el siglo XIX, no fue diferente al experimentado durante los años del siglo XX, fue la misma negligencia, incapacidad, irresponsabilidad, y la corrupción de sus gobernantes de turno. Desde la muerte del Simón Bolívar hasta la llegada de los andinos en 1899, la nación padeció de niveles de endeudamiento verdaderamente insoportables, proceso que fue llevado a cabo con la entera complicidad de los funcionarios públicos, que por ganarse sus comisiones firmaron en nombre de la Sagrada Patria contratos leoninos en contra de los intereses de la nación. De esta manera, el establecimiento de pagos de intereses sobre un principal de deuda no recibido, las cláusulas de amortización imposibles de cumplir, la hipoteca de parte de los ingresos importantes del país para asegurar cumplir compromisos de pasivos externos y los empréstitos de muy largo plazo, fueron las características esenciales de los prestamos contratado por la Republica en todo el siglo XIX, como el préstamo a la Gran Colombia en 1824 , el de la Federación de 1864 y el Gran Empréstito con el Disconto Gesellschaft de Berlín de 1896 por solo mencionar algunos.
El descontrol de tales empréstitos sin registros fidedignos, con cuentas truncadas, malversación de fondos, el reciclaje de deuda, y las cláusulas leoninas firmadas en contra de los intereses de la Republica, llevaron a la Nación a una acumulación gigantesca de deuda externa de finales del siglo XIX que se calculaba mucho mas allá de los 100 millones de bolívares!. En este contexto, en abril de 1900, el gobierno de Alemania uno de los principales acreedores para entonces, le había manifestado a Venezuela su deseo de cobrar las deudas acumuladas hasta 1899, pasivos que el Gobierno de Cipriano Castro con la caída a más de la mitad de los precios internacionales del café que le originaba un gran déficit fiscal, no estaba en condiciones de honrar. Esto ligado a la exacerbación política populista de “El Cabito”, alegando que tales deudas habían sido contraídas por gobiernos diferentes al suyo, fue suficiente para un bloqueo y posterior bombardeo en diciembre de 1902 de los puertos de La Guaira y Puerto Cabello por parte de buques de guerra ingleses, italianos y alemanes, que intentaban cobrar a punta de cañonazos la deuda que el Gobierno debía.
Muchos autores difieren de la cantidad adeudada a comienzos del siglo XX, pero todos coinciden en sostener que la cantidad reclamada por los países acreedores se tornaba excesiva, mas de 186 millones de bolívares, mientras que la reconocida por el Gobierno era cerca de 35 millones. El grave conflicto se resolvería en febrero de 1903 a través de los “Protocolos de Washington”, donde el gobierno comprometía el 30% de los ingresos aduanales de La Guaira y Puerto Cabello para cancelar la deuda externa que finalmente había sido reconocida en los 35 palos que el Gobierno estimaba. Después de Castro, llegaría el dictador sanguinario Juan Vicente Gómez, ese mismo que recibió en 1916 de la Iglesia Católica la Orden Piana por el Papa Benedicto XV, y quien tuvo la buena pro de colocar en el Ministerio de Hacienda, hoy de Finanzas, a un hombre capaz y probo -de los muy pocos que han estado históricamente en esa cartera- como lo fue el Dr. Román Cárdenas, quien entre los años 1913 y 1921 estableció una vigilancia centralizada y la responsabilidad directa del Estado en la recaudación de sus tributos, en lo que se conoció como la “Reforma Cárdenas”, que originaba la recaudación de las Rentas Internas del país, a través de un importante incremento en las fuentes rentísticas de la nación, que a la larga llevaría en 1930 a la Republica a cancelar por completo la exorbitante deuda exte
rna de principios de siglo que tanto daño había causado a la nación, como un homenaje al centenario de la muerte de El Libertador.
Existe mucha gente creé aún que tal gesto provino debido a los recursos petroleros que estaba obteniendo el país, nada mas alejado de la realidad, puesto que si bien es cierto, que fue a partir de 1925 en que el petróleo adquiere importancia dentro de la economía nacional, cuando desplazó en ese año a las exportaciones tradicionales, no es menos cierto señalar, que las compañías petroleras solo realizaban pagos minoritarios al Estado por la explotación de los hidrocarburos, de esta forma los recursos habían llegados por la Reforma Cárdenas, debido al orden tributario y fiscal que tenía ese ministro durante su gestión hasta la gran hazaña de 1930, año en que precisamente fue abierto el antiguo sarcófago de madera que contenía los restos del Libertador que fue sustituido por uno de bronce, diseñado por el escultor español Chicaharro Gamo y colocado sobre un basamento de mármol, esa ocasión la aprovechó Gómez para decirle a Bolívar que de la deuda con las naciones imperialistas, ya no se debía nada!
Hoy se abre nuevamente el sarcófago del Padre de la Patria, pero a diferencia de 1930, Bolívar se entera que volvemos a hacer una Republica conquistada por potencias extranjeras a quienes le debemos mas de US$ 35.000 millones bajos las leyes del Imperio Norteamericano hasta el año 2038, sin registros fidedignos, y con las cuentas truncadas, la malversación de fondos, la comisión, el reciclaje de deuda, y las cláusulas leoninas firmadas en contra de los intereses de la Republica de siempre, es decir, cuando se conmemore el segundo centenario de su muerte, aún deberemos 8 años más de deuda externa, por ahora!. Será que se esta cumpliendo lo que dijo aquel sabio profeta un 5 de julio de 1999, que Venezuela regresaría a lo peor del siglo XX, o a lo peor del Siglo XIX.