viernes, 20 de noviembre de 2009

El “diezmo” pagado por los banqueros iba a dar a la secta religiosa “Impacto de Dios en el Mundo”.

La otra red de extorsión en la Sudeban tenía que ver con el cumplimiento de normas bancarias que violaban constantemente los banqueros, las cuales eran subsanadas, sostiene Reporte Diario de la Economía del pasado lunes, en el Edifico EASO de El Rosal, presuntamente en el PH, donde dos ex-compañeros del “Super”, uno de ellos con problemas de juego, “arreglaban” situaciones que se les presentaban a los bancos, como las transferencias ilegales hacia el exterior, registro de cuentas en paraísos fiscales e incumplimiento de la cartera para la producción manufacturera y agrícola del país, estas dos últimas al parecer ha sido la razón de intervención en el día de hoy del Confederado, BanPro, Bolivar, y Canarias. El asunto era, sostiene Reporte, que el modus operandi consistía en pagar cierto “diezmo” para poder sacar del apuro a las instituciones financieras que estaban infringiendo la Ley, se le llamaba “diezmo” por pertenecer el Superintendente Behrens a la “Fundación Evangelística Impacto de Dios en el Mundo”.

Muchos dicen que quien introduce al Super a la fe cristiana es Gustavo Arráiz, recientemente condenado a seis años de prisión por el caso Microstar, aquel escándalo de aquella compañía que había recibido de Cadivi unos dólares, cuando Behrens era presidente de esta entidad para traer unas computadoras que nunca se trajeron. De hecho el sitio http://www.venezuelaawareness.com/ microstar1/bandas.htm, se expresa que: una fuente que participó activamente en la investigación de Microstar, indicó que en la Fiscalía se consiguió un nexo inmediato entre Arráiz y Behrens: ambos son evangélicos, y aunque esto no los haga inmediatamente sospechosos, lo que sí pareció irregular es que Arráiz habría realizado varias donaciones a sectas religiosas en las que Behrens participaba. Como prueba de ello, se señala una constancia de venta de una finca a “Impacto de Dios en el Mundo”, con dinero de la empresa Microstar, como habría sido asentado en la parte inferior del documento de puño y letra del propio Superintendente.

Este nexo incluso fue ratificado por Adina Bastidas, quien en su declaración ante el Ministerio Público aseguró lo siguiente: “Me enteré de que incluso habían solicitado al proveedor de Estados Unidos la verificación de facturas y detectaron que las importaciones de computadoras no se realizaron. Tuve información de que Microstar financiaba a grupos religiosos evangélicos a los que pertenecía Behrens”, por lo que se negó a firmar estas solicitudes, y agregó que había denunciado ante la Fiscalía y la Vicepresidencia que el gerente “maquillaba” los informes financieros de la institución. Cuestionado sobre esta relación, Arráiz aseguró que nunca ha conocido a Behrens: “Esa organización vino a pedirme dinero, pero yo noté que era una estafa Y no se lo di”, como se ve las ratas siempre son las primeras en saltar del barco cuando este se hunde, ante lo “impactado” que queda el propio Dios!

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