viernes, 5 de agosto de 2011

En los últimos cuatro años el gobierno se ha endeudado en casi US$ 16.500 millones sin retorno de inversión para cancelar esa deuda

En noviembre de 2007 el Gobierno emitió una oferta combinada de bonos que denominó el Venezolano I, cuya fracción de  US$ 1.000 millones con vencimiento en el 2038,  tenía como  objetivo según el prospecto de emisión, el financiamiento aplicable al pago de vencimiento de capitales de la deuda pública tanto interna como externa,   de acuerdo a lo previsto en el artículo 8°  de la Ley Especial de Endeudamiento Anual para el Ejercicio Fiscal correspondiente, que fue el mismo objetivo cuando se hizo la reapertura de éste bono en enero 2008 por US$ 250 millones adicionales, con lo que el gobierno como ya era usual, reciclaba la deuda a  través de cancelaciones de deuda con otra deuda. Con la misma  tónica llegaron los bonos Soberanos  23 y 28  en abril 2008,  que a pesar del cambio de su nombre, no  significaba otra cosa que una emisión de US$ 3.000 millones para  “optimizar el manejo de la cartera de pasivos de la República, realizar  recompras  de  deuda, mejorar  el  perfil  de  vencimientos  y  financiar  el  pago  de  capital  de  los  instrumentos de deuda a vencerse durante ese año”. De la misma forma pero con diferente cachimbo, llegaron en noviembre de 2009 la gigantesca emisión de los  Soberanos 19 y 24 por US$ 5.000 millones, cuyo propósito era el financiamiento de “gastos corrientes”, ejecutados por intermediación de órganos o entes que conforman el sector público, así como  el “refinanciamiento y reestructuración de la deuda pública”, como se ve el destino de tales recursos como el de las emisiones anteriores no originan “retorno de la inversión”, es decir, no se hacen activos productivos para luego cancelar la deuda.    

Esto fue algo que se mantuvo el  pasado año cuando aparecieron en escena los Soberanos 22 por US$ 3.000 millones, con el propósito del financiamiento de nuevo de la “Gestión Fiscal” del ejercicio económico financiero de ese año, es decir, se  utilizaron  para  “gastos ordinarios” del gobierno, y al igual que algunos de sus antecesores, también fueron destinados  para el “Refinanciamiento o Reestructuración de la Deuda Pública”. De esta forma llegamos a la última emisión que acaba de hacer Giordani, el zar llorón de las finanzas públicas del país, cuando sus US$ 4.200 millones tienen como objetivo “financiar el servicio de  la deuda pública”,  la Gran Misión Vivienda”  y  la Gran Misión Agro-Venezuela”, que como en lo casos anteriores  no aseguran ningún retorno de capital para cancelar deuda en el futuro, todo lo cual nos lleva a asegurar que en los últimos 4 años el gobierno se ha endeudado en casi US$ 16.500 millones sin esperar retorno de capital para pagar dicho principal, o en otras palabras, el gobierno no dispondrá de algún activo que pueda vender luego para pagar esa deuda.

Sobre el destino de los recursos de endeudamiento debemos recordar  que el “Refinanciamiento o Reestructuración de la Deuda Pública”,  ha significado todo un Rodeo I y II de corrupción en el gobierno, toda vez que por ley de endeudamiento incluyendo la de este año y con lo aprobado en el complementario, se habrán  perdido  ¡más de Bs. 54.000 millones con este objetivo!, puesto que la deuda publica  ha aumentado en más del 300% desde que en el  año 2007 presentaba un saldo de Bs. 94.716 millones hasta los Bs. 363.025 millones en que terminará este año, nada menos y mucho más. En este sentido, solo para el primer  trimestre de este año ya Giordani ha botado a la basura casi Bs. 14.000 millones para el  refinanciamiento o reestructuración de la deuda pública, algo que había autorizado hacer en enero de este año el que ahora le teme a la muerte, la cual  siempre estuvo llamando!.




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