viernes, 12 de noviembre de 2010

PDVSA tiene muy molesto al presidente ecuatoriano Rafael Correa

Era principios de noviembre de 2009 cuando el presidente ecuatoriano Rafael Correa anunciaba el traspaso de operaciones del campo petrolero Sacha, ubicado en la provincia de Orellana, a la empresa de economía mixta Río Napo, conformada por Petroecuador y Petróleos de Venezuela, empresa constituida para el incremento de producción, desarrollo, optimización, mejoramiento integral y explotación de ese campo, iniciándose un nuevo modelo del manejo de negocio petrolero en ese país, “no se dejen engañar, la alianza estratégica es para la asistencia tecnológica e inyección de capitales”, había dicho Correa al pueblo en su intervención. Un reporte oficial de la producción de crudo de Petroecuador sostenía que en el año 2009 el costo de operación del campo Sacha, con 400 trabajadores y una extracción de 51.616 barriles diarios, fue de US$ 99,6 millones, lo que indicaba un costo por barril de 5,28 por dólar, pero con el nuevo contrato donde PDVSA tiene la mayor parte se estableció que la producción base de 51.616 b/d de crudo, tenía como objetivo elevar en dos años a 20 mil barriles adicionales, hasta llegar a 70 mil en un período de cinco años. Sin embargo, ya ha transcurrido un año y el contrato de servicios específicos para el incremento de producción de Sacha no ha resultado efectivo, debido a la negligencia de la compañía venezolana que no solo ha aumentado los costos de producción del mismo, sino que también ha disminuido la producción en el campo de Sacha.

En los cuadros de contabilización de crudo fiscalizado en los tanques de almacenamiento de Lago Agrio se registra que Río Napo, en el año de operaciones, no logró cumplir con la producción mínima promedio de 51.616 b/d y en los primeros meses del acuerdo, el déficit de producción provocó un incumplimiento de 6.215 b/d, mientras que en los dos últimos meses de septiembre y octubre 2010, la producción fue de 49.745 y 51.058 barriles diarios respectivamente, muy lejos de las metas aspiradas por Petroecuador, que eran producir en el último mes 58.125 b/d, una cifra inalcanzable a la luz de los datos actuales, señalando incluso una caída promedio mensual del 4% en la producción de crudo, es decir, en el campo de Sacha se ha dejado de producir mas de 2.000 b/d. Informes internos de Petroecuador certifican una serie de novedades ocurridas en el proceso de explotación de crudo en varios pozos del campo Sacha, y si bien es cierto que algunos de ellos ha ocurrido por problemas de generación eléctrica y baja de presión sobre todo en el mes de octubre, no es menos cierto asegurar que lo que ha incidido notablemente en la baja de producción y aumento de costo han sido los taladros utilizados por PDVSA!
En dichos informes se mencionan que el taladro CPV-23 de la compañía venezolana, el mismo que trabajó en Puná y que no obtuvo resultados, inició operaciones el 19 de abril de este año y al perforar el primer pozo produjo un daño mayor en la tercera bomba de lodos. Seguido a ello, recientemente el 4 de octubre en la mudanza del pozo 244D, se detectó un daño del Top Drive, por lo que se suspendió la perforación del yacimiento hasta la fecha. Entre tanto, el taladro CPV-16 tardó en llegar a su destino, debido a un proceso de mantenimiento y reparación completo, a la par que el 31 de mayo de 2010 fue postergado el inicio de perforación del primer pozo por no contar con una tercera bomba, que fue prestada al CPV-23. Las conclusiones del informe establecen que las demoras e incumplimiento en los tiempos y cronogramas de perforación fueron sobre todo ocasionados por falta de un sistema logístico de la empresa venezolana que dificultó la movilización de las torres, no disponiendo del sistema de deslizamiento de los taladros, siendo el promedio de movilización de las torres de casi 7 días. Ya a inicios de las perforaciones, el 20 de noviembre de 2009, un informe del vicepresidente de Petroproducción, capitán Freddy García, dirigido al Presidente Ejecutivo de la petrolera estatal, estableció las razones para no contratar los taladros de PDVSA, aludiendo que los costos de operación de los taladros CPV-16 y CPV-23 son excesivamente altos en comparación a los valores que ofrecían otras compañías.

Así las cosas, mientras que los pozos de la compañía Helmerich y Payne (H&P) (expropiados aquí por PDVSA) son perforados en un promedio de 20 días y los pozos con taladros chinos (Sinopec y CPEB) en 27 días, el de PDVSA tardaba no menos de 35 días, sosteniendo el informe: que “los costos más bajos de perforación por pozo direccional corresponden a la empresa H&P, seguido por Sinopec y CPEB, con costos entre 1,9 y 2 millones de dólares, siendo los pozos perforados por los taladros de la empresa venezolana los más caros, con un costo de alrededor de US$ 2,3 millones. Agrega el informe, que los taladros más modernos son fáciles de transportar, en un promedio de 10 días, mientras que los de PDVSA demoran 17 lunas. Todo lo cual ha hecho que en la actualidad el costo de producción en el campo de Sacha sea de US$ 134 millones, lo que ha generado un costo por barril de 7,40 dólares!
Todo esta negligencia por parte de PDVSA ha molestado mucho al mesmésemo presidente Correa, quien en un fuerte oficio dirigido al Vicealmirante Manuel Zapater Ramos, Presidente de Petroecuador, le señala que “Desde inicios de mi Gobierno siempre se marcó como una prioridad estratégica el desarrollo de campos maduros. Han pasado casi cuatro años y hasta ahora el único campo que está siendo optimizado es Sacha, dicho sea de paso, fruto de un extenuante seguimiento personal”, agregando: “Este proyecto se ha manejado con tanta ligereza que ninguna de las fechas ofrecidas para la ejecución del proyecto en los dos meses subsiguientes, no solo que no cumplieron la fecha, sino que de acuerdo al informe adjunto enviado por mi Asesor petrolero, Francisco Rosero, iniciarán con el Campo Auca, y recién luego de dos años con la contratación de los otros campos: ¡Esto es inaceptable en mi gobierno!, señala Correa, finalizando la misiva del presidente de Ecuador con un ultimátum donde le daba seis meses de plazo al presidente de Petroecuador para solucionar la situación, el mismo tiempo que tendrá nuestra estatal petrolera para ponerse las pilas!, si es que todavía le queda alguna!

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