Como escusa de que el último cuartorepublicano Congreso Nacional no había aprobado la Ley de Presupuesto para el año 1999 en abril de ese año, el nuevo Congreso elegido promulgaba la “Ley que Autorizaba al Presidente de la República para dictar Medidas Extraordinarias en Materia Económica y Financiera requerida por el interés público”, que no era más que el retorno en el país de lo que se había conocido como la hoy tan asonada “Ley Habilitante,” cuyo artículo 2 autorizaba un endeudamiento de US$ 3.800 millones. Sin embargo, el otrora golpista ya presidente, el 8 junio de 1999 autorizaba un monto máximo de endeudamiento de US$ 4.303,2 millones que podía recibir la república en franca violación con lo habilitado. Para ese año, el todavía Ministerio de Hacienda, registró desembolsos de deuda por ¡US$ 7.356 millones!, de los cuales US$ 1.385 millones pertenecían a la deuda externa y el resto US$ 5.971 millones a la deuda interna, es decir, por concepto de deuda interna se desembolsaron casi ¡4 billones de los viejos bolívares!, a un tipo de cambio de Bs. 638/US$ (5.971 x 638 = Bs. 3.809.498 millones), todo lo cual haría comenzar mal las cosas en la Revolución Bolivariana, pasando el saldo de deuda interna de Bs. 2,534 billones en 1998 a Bs. 3,831 billones para 1999. En este contexto, sería la Asamblea Nacional Constituyente, la que otorgaría a la Revolución su segundo gran endeudamiento a través de la Ley de Presupuesto del año 2000, establecido en Bs. 17,878 billones, de los cuales, Bs. 3,915 billones vendrían por endeudamiento, divididos en Bs. 1,053 billones por la interna y Bs. 2,862 billones por la externa (US$ 4.088,7 millones). En ese año, los desembolsos por concepto de deuda externa fueron de unos conservadores US$ 1.588,7 millones, pero los de la deuda interna llegaron a ¡Bs. 6,168 billones!, lo que significaba que en ese año hubo un exceso de más de ¡Bs. 5 billones con respecto a lo autorizado!, razón por la cual la deuda interna pasó de un saldo de Bs. 3,831 billones en 1999 a Bs. 7,254 billones! para el cierre del año 2000, lo que había significado un aumento del ¡90%!, para no suficiente con eso superar los Bs. 11 billones para el 2001. Desde entonces ese masivo endeudamiento interno en la V República fue no menos que indetenible.
La explicación de este masivo endeudamiento interno entre tales años, más que subsanar déficit fiscales o expandir el gasto público, obedeció a que los jerarcas de la revolución habían aprendido rápidamente que la “política de endeudamiento” como en la IV República , resultaba ser un negocio “cíclico y oneroso”, en donde se podían obtener jugosas comisiones, canceladas por los nuevos acreedores de la república, en donde intervienen salvajes capitalistas neoliberales, insaciables banqueros (muchos de ellos intervenidos en el 2009), inversionistas agiotistas, corruptos adinerados, inescrupulosas sanguijuelas financieras, especuladores de oficio, despiadados avaros y los traficantes de dinero que nunca faltan. Aquí el asunto no importaba que las obras que serían financiadas por tales recursos se hicieran, o que se endeudara a las generaciones futuras del un país, o que toda una nación tuviera hipotecada, no el asunto era el contacto, hacer negocios con el poderoso Estado, la trampa, el engaño, la corrupción, la dádiva (por cada Bs. 1.000 millones de deuda emitida en Bonos DPN, podría otorgarle a los funcionarios públicos que tiene que ver con la emisión, una “repartición de cochina” de unos ¡Bs. 5 millones libres de impuestos sobre la renta!). Y al igual como en el caso de Pudreval, no importaba que la comida llegue al pueblo, el hecho de que se pudriese era precisamente el negocio, de tal manera que ¡endeudad…endeudad…endeudad… endeudad es la gran panacea!.
Les recuerdo que sobre este apasionante tema está mi libro “La Piedra de Sísifo” (La Maldición de la Deuda Pública en Venezuela: 1976-2038) que pueden adquirir en las librerías de Tecni-Ciencia a nivel nacional; en la UCV en la librería Rizzolay (pasillo de ingeniería), así como también en las librerías de la Universidad de Carabobo en el Rectorado y FACES-Bárbula
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