viernes, 28 de noviembre de 2014

El traspaso “ilegal” y “antisoberano” de los US$ 4.000 millones del Fondo Chino a las reservas internacionales muestran que la República es incapaz de producir los dólares que necesita ante una PDVSA y un Banco Central completamente quebrados



No habíamos terminado nosotros de enviar a este periódico nuestro último artículo referido al déficit de divisas en la Bodega Central de más de US$ 2.000 millones hasta el 14 de noviembre del presente año, cuando surgió la alharaca noticia, primero a través del nariz roja que ocupa la cartera de Finanzas del país  y luego confirmada por Oscuro de que serían traspasados US$ 4.000 millones del Fondo Chino a las reservas internacionales, un acto completamente que viola el acuerdo con los amarillos y que demuestra al mismo tiempo que la República es incapaz de producir los dólares que necesita. 

En primera instancia tal y como lo señaló siempre el artículo 1 del acuerdo entre China y Venezuela, reconfirmado en la última modificación que representó la Cuarta Enmienda del pasado 10 de octubre, los cuantiosos préstamos de esta cooperación financiera deben de estar destinados a:  “promover el respaldo económico de proyectos de desarrollo económico y social de la República en la áreas de infraestructura, industria, agricultura, minería, energía, tecnología y  asistencia técnica, entre otras, refiriéndose estas últimas a áreas similares”, no tratándose en ningún momento de que el Fondo Chino se utilizase para fortalecer las reservas internacionales del país, lo cual hace que las transferencias de US$ 2.000 millones del pasado lunes 17 de este mes y los otros US$ 2.000 millones del miércoles 19, es decir, antes y después del día de La Chinita sean  completamente ¡ilegales! y ¡antisoberanas! por aceptar el ente emisor préstamos directos de una potencia extranjera para sus reservas hecho inédito en la historia económica del país en donde mientras tales se deban serán de ¡China! y no de Venezuela.      

En todo caso, ante una situación impensable como ésta,  el sentido común obliga a aplicar el artículo 84 de la vigente ley del BCV, la cual estipula que en el caso de que las cuentas de utilidades no distribuidas y reservas de capital,  resultare insuficiente para cubrir los desequilibrios financieros de un ejercicio económico, corresponderá a la República realizar los aportes que sean necesarios para su reposición, los cuales se realizarán mediante la asignación de los créditos correspondientes en el presupuesto del ejercicio fiscal siguiente al de aquel en que se hubiera determinado el monto requerido, y  en caso de que la situación de las cuentas fiscales no permitiere la realización de la asignación presupuestaria, la Asamblea Nacional autorizará una emisión especial de títulos de la deuda pública nacional, en este caso extranjeros, en condiciones de mercado y con un vencimiento que no exceda de 5 años, lo cual significa que en el peor de los casos  este era  el camino a seguir, no el entreguismo a la patria al más puro estilo gomecista  que significa los préstamos  chinos, más aún cuando la última enmienda de este acuerdo señala la entrega de más petróleo a los asiáticos.   

Ahora bien, no toca determinar de dónde surgieron estos US$ 4.000 millones, para nosotros los mismos tienen que ser del Tramo B, porque el Tramo A por otros US$ 4.000 millones se renovó en marzo de este año.  El Tramo B   es aquel que hemos gritado a todo pulmón  donde los chinos  nos prestaron US$ 4.000 millones y le pagamos casi US$ 10.000 millones por enviar al menos 115.000 barriles de petróleo entre el 22 de mayo hasta el presente, o sea que los amarillos  nos están prestando US$ 4.000 millones que pagamos adicionalmente por este Tramo, más traidores y todos morimos.

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