No habíamos terminado nosotros de
enviar a este periódico nuestro último artículo referido al déficit de divisas
en la Bodega Central de más de US$ 2.000 millones hasta el 14 de noviembre del
presente año, cuando surgió la alharaca noticia, primero a través del nariz
roja que ocupa la cartera de Finanzas del país
y luego confirmada por Oscuro de que serían traspasados US$ 4.000
millones del Fondo Chino a las reservas internacionales, un acto completamente
que viola el acuerdo con los amarillos y que demuestra al mismo tiempo que la
República es incapaz de producir los dólares que necesita.
En primera instancia tal y como
lo señaló siempre el artículo 1 del acuerdo entre China y Venezuela, reconfirmado
en la última modificación que representó la Cuarta Enmienda del pasado 10 de
octubre, los cuantiosos préstamos de esta cooperación financiera deben de estar
destinados a: “promover el respaldo
económico de proyectos de desarrollo económico y social de la República en la
áreas de infraestructura, industria, agricultura, minería, energía, tecnología
y asistencia técnica, entre otras,
refiriéndose estas últimas a áreas similares”, no tratándose en ningún momento de
que el Fondo Chino se utilizase para fortalecer las reservas internacionales
del país, lo cual hace que las transferencias de US$ 2.000 millones del pasado lunes
17 de este mes y los otros US$ 2.000 millones del miércoles 19, es decir, antes
y después del día de La Chinita sean completamente ¡ilegales! y ¡antisoberanas! por
aceptar el ente emisor préstamos directos de una potencia extranjera para sus
reservas hecho inédito en la historia económica del país en donde mientras
tales se deban serán de ¡China! y no de Venezuela.
En todo caso, ante una situación
impensable como ésta, el sentido común
obliga a aplicar el artículo 84 de la vigente ley del BCV, la cual estipula que
en el caso de que las cuentas de utilidades no distribuidas y reservas de
capital, resultare insuficiente para
cubrir los desequilibrios financieros de un ejercicio económico, corresponderá
a la República realizar los aportes que sean necesarios para su reposición, los
cuales se realizarán mediante la asignación de los créditos correspondientes en
el presupuesto del ejercicio fiscal siguiente al de aquel en que se hubiera
determinado el monto requerido, y en
caso de que la situación de las cuentas fiscales no permitiere la realización
de la asignación presupuestaria, la Asamblea Nacional autorizará una emisión especial
de títulos de la deuda pública nacional, en este caso extranjeros, en
condiciones de mercado y con un vencimiento que no exceda de 5 años, lo cual
significa que en el peor de los casos
este era el camino a seguir, no
el entreguismo a la patria al más puro estilo gomecista que significa los préstamos chinos, más aún cuando la última enmienda de
este acuerdo señala la entrega de más petróleo a los asiáticos.
Ahora bien, no toca determinar de
dónde surgieron estos US$ 4.000 millones, para nosotros los mismos tienen que
ser del Tramo B, porque el Tramo A por otros US$ 4.000 millones se renovó en
marzo de este año. El Tramo B es aquel que hemos gritado a todo pulmón donde los chinos nos prestaron US$ 4.000 millones y le pagamos
casi US$ 10.000 millones por enviar al menos 115.000 barriles de petróleo entre
el 22 de mayo hasta el presente, o sea que los amarillos nos están prestando US$ 4.000 millones que pagamos
adicionalmente por este Tramo, más traidores y todos morimos.
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