martes, 11 de septiembre de 2012

Nelson Merentes le metió mano al “chanchullo” que tiene en el BCV y le sacó casi US$ 3.000 millones


Nunca nos cansaremos de decirlo hasta que el actual presidente del Banco Central nos demande y se abra el esperado debate público,  en torno a aquella fraudulenta operación de recompra que hizo Merentes a mediados de 2006 de los últimos US$ 3.800 millones de bonos Brady que quedaban, donde la nación tuvo pérdidas por  más de US$ 800 millones, mientras que él se beneficiaba grandilocuentemente, puesto que tales bonos tenían una garantía de pago a la fecha de su vencimiento en el año 2020 llamada “colaterales”, que se había hecho en diciembre de 1990 durante su emisión originaria, lo cual no era más que un Bono Cero Cupón (BCC) que se había comprado cuando se realizó aquel  plan,  cuya recapitalización  de intereses por 30 años “prepagaba” por si sola esa deuda, por tanto, cuando Merentes hizo la recompra en el año 2006  a la república se le tenía que devolver la recapitalización de ese bono  entre 1990 y el año 2006. En esa oportunidad, y así lo dejó plasmado en la página 21 de la Memoria del Ministerio de Finanzas de ese año, el Kinomatemático sostuvo que  tales  “colaterales  liberados” por US$ 2.266 millones eran  un activo para la república, que fueron reseñados como ingresos extraordinarios para  la nación, y utilizados  como parte para “el pago de servicio de la deuda externa”.

Pero esta  recapitalización de 16 años del BCC por US$ 2.266 millones al momento de la recompra, que llegaron a  utilizarse  “supuestamente” para pagar parte de la deuda externa de 2006, fueron al mismo tiempo fraudulentamente registrados al final de ese año  en la cuenta: “Activos Diversos en Divisas”  del BCV  por un total de ¡US$ 2.163 millones!, específicamente anotados como “Colaterales del Refinanciamiento Plan Financiero 1990”, desde donde extrañamente se siguió “recapitalizando”, para llegar al segundo semestre 2008 a US$ 3.299 millones, con la salvedad que en la  Nota a los Estados Financieros del BCV de esa cuenta en ese periodo, le cambiaron el nombre y la denominaron “Bono Cero Cupón”. En este contexto, Merentes tuvo la “mala leche” de que lo nombraran bodeguero presidente del BCV, y ahora tendría que explicar en este gobierno o en otro,  ¿cómo era posible que unos reales que él había destinado para el pago del servicio de la deuda externa en el año 2006, siguieran contabilizándose  en el instituto que preside  como Activos de Divisas?, todo un cuento echado que usted puede contemplar con lujos de detalle en el libro “La Piedra de Sísifo”.   

            El tiempo pasó y al fraudulento kino no se le ocurrió otra brillante idea que cambiarle otra vez, el nombre a la condená cuenta, algo que hizo para el  segundo semestre 2010, bautizándola ahora como “Otros Valores en Moneda Extranjera”, cuyo monto alcanzó los  US$ 7.504  millones para junio de 2011, terminado dicha cuenta el pasado año en ¡US$ 11.790 millones!,  es decir, una cuenta que tenía muy poco crecimiento, aparece ahora con un acumulativo de más de ¡US$ 7.200 millones en un solo año!,  cuando ha pasado de US$ 4.557 millones en diciembre 2010 a US$ 11.790 millones en diciembre 2011. Pero ahora para colmo de males, según la publicación de las notas a los estados financieros del primer semestre 2012 de la Bodega Central, esta cuenta desde su creación por primera vez ¡disminuye a US$ 9.087 millones!, lo que significa una reducción de US$ 2.702 millones, que sabrá Dios que cosa estarán allí  contabilizando y usando a diestra y siniestra, es decir, Merentes  le metió mano en casi US$ 3.000 millones al chanchullo que tiene en la BCV. Será muy difícil agarrar a este personaje  y a tantos otros  que le han hecho un daño patrimonial irreversible a la nación,  el Kino se irá con la cabuya en la pata, tendrán cuatro largos meses para eso, como cuan primeras ratas que salten del barco una vez que este se hunda el 7 de octubre de este año.


 

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