La debacle
bancaria-financiera del año 1994 comenzó
a principios de enero de ese año cuando el Banco Latino, para eses entonces la
segunda institución de captación de depósitos más grande del país, imposibilitado de cumplir con sus compromisos
previstos con el Banco Central, que habían sido utilizados para solventar
problemas de liquidez, fue intervenido por la Superintendencia Nacional de
Bancos (SUDEBAN). En efecto, la crisis tanto económica como política reinante
en el país, había llevado desde finales de 1993 a un retiro masivo por parte de los
depositantes del Latino, que aunado a la mala administración del Banco,
contemplando inversiones con un alto nivel de riesgo con otorgamiento de
créditos sin garantías, baja rentabilidad de sus activos, ofrecimiento de altas
tasas pasivas de interés, adquisición
excesiva de deuda, y la ausencia de un sistema de supervisión bancaria por
parte de la autoridades gubernamentales, llevaron finalmente a la quiebra de la
institución. Esta acción, significó que
el pánico de clientes se extendiera a otras agencias bancarias que enfrentaban
también serios problemas de liquidez, con lo que se produjo entonces una
corrida negativa financiera en otros siete bancos del país entre los que se
encontraban los Bancos: Construcción, Maracaibo, Metropolitano, La Guaira,
Bancor, Amazonas y Barinas, así como la Sociedad Financiera (FIVECA), lo cual obligó al gobierno a intervenirlos según la
gaceta oficial Nº 35.482 de fecha 14 de
junio de 1994.
En el
caso específico del Banco Barinas que es el que hoy nos interesa, por haber
sido su dueño Juan Domingo Cordero, nuevo
presidente y accionista de Globovisión,
el asunto se trataba de que ya a principios de 1994 la Sudeban al menos
había sometido a dicho banco a un conjunto de medidas administrativas, así como
la recomendación de un ajuste prudencial que abarcara todas las áreas del banco,
con la finalidad de que dicha institución saliera a flote. Sin embargo, sus graves
problemas de liquidez lo condujeron a solicitar auxilios financieros del Fondo
de Garantía de Depósitos y Protección Bancaria (FOGADE), los cuales comenzaron a
utilizarse a finales de enero de ese mismo año, pero al ser éstos insuficientes,
fue la razón por la cual a finales de marzo de 1994, la Sudeban ordenó a los
accionistas barineses la reposición de capital tantas veces como fuera
necesario para enjugar las pérdidas. No obstante, a pesar de la ayuda de Fogade
que llegó hasta el 10 de junio de 1994 a Bs. 31.338 millones, la Super no le
quedó otro camino que intervenirlo con la gaceta antes mencionada, yéndose
Cordero como todos los banqueros del momento con la cabuya en la pata con los
auxilios recibidos, lo que significa que el actual presidente y accionista
mayoritario de Globovisión fue un banquero más de los tantos que hubo ¡prófugo
de la justicia!
La gaceta no sólo
intervenía al Banco Barinas sino, al todo grupo relacionado con Cordero como lo
fueron la Sociedad Financiera Cordillera, Arrendadora Cordillera, F.A.L.
Cordillera, Cordillera de Viajes y Turismos Casa de Cambio, Banvalor Sociedad
Financiera, F.A.L. Banvalor, y J.D. Cordero y Asociado Casa de Cambio. A
finales de 1994 el gobierno también cerraría dos nuevos bancos República y Progreso, y para
febrero del siguiente año se tuvo que tirar al coleto otros tres: Principal,
Italo Venezolano y Profesional, así como el Banco Empresarial en agosto de ese
mismo año. Según la Memoria de Hacienda del año 1994, la asistencia financiera
por parte del Estado para los bancos intervenidos sólo de ese año ascendió a
Bs. ¡700.000 millones! (US$ 4.000
millones aproximadamente), lo que significaba 18% del PIB, haciendo que la
deuda interna a través de la emisión de bonos que financiaba la crisis se
incrementará en 150%, hecatombe financiera esta que hacia ganar muchos adeptos
a aquel comandante golpista
recién salido de la cárcel de
Yare por un indulto presidencial. La causa de Cordero por razones que
desconocemos fue finalmente sobreseída en 1999, año en que regresó al país para
de nuevo estar en sus andadas. Siempre me he preguntado que fue de la vida de
estos apátridas, bueno al menos ya sabemos de uno.