La pasada
semana comentamos el endeudamiento masivo de más de US$ 13.000 millones -sin
contar la proyección del pago de intereses- que tuvo Pudrevsa durante el 2013,
donde resaltaba la emisión privada de bonos por ¡US$ 4.500 millones! al 6% de cupón
con vencimientos entre el 2024 y 2026, destinando US$ 900 palos a la Bodega
Central; US$ 916 millones fueron a parar a proveedores -entre ellos la Corporación
de Abastecimiento y Servicios Agrícolas-, y contratistas de la industria para la cancelación de cuentas por pagar,
todo lo cual representa un negocio redondo que comentaremos en breve, el resto
de los bonos, es decir, US$ 2.684 millones tienen rumbo desconocido. Lo primero
que debemos decir de esto, es que la empresa que era de todos de los
venezolanos y que ahora es sólo del troglodita
Ramírez, no recibirá ni un dólar, ya que los tenedores compraron en bolívares, en cambio los
compromisos asumidos como el pago de capital y cupones si es en base a verdes,
en este caso la empresa por pago de
intereses por la medida chiquita será de más de US$ 2.700 millones (4.500 x
0,06 x 10 años), puesto que se desconocen los montos de vencimiento entre los
años 2025 y 2026, en esta caso estamos suponiendo que el principal de US$ 4.500
venza en el 2024.
Lo segundo, es
que pagar con bonos de esta calaña a proveedores y contratista representa un
negocio oneroso para tales. Así las cosas, supongamos que un proveedor
suministró materiales a Pudrevsa por US$ 100 millones con pago a 90 días, y
ahora la estatal le entrega un bono por esos mismos 100 palos, resulta ser que
ahora el contratista en el 2024 (supóngase) recibirá el principal de los US$
100 millones y US$ 60 millones durante 10 años que serían los intereses (100 x
0,06 x 10). Es decir, el proveedor obtendrá una ganancia del 60% de su
inversión, cuando en términos reales Pudrevsa lo que tenía que pagarle esa los
100, pero cómo está quebrada, tiene que recurrir a esta operación onerosa en
donde sólo salen beneficiados el proveedor o contratista y el “pudrevesita” que
se embolsilló la comisión de la emisión del bono. Esto ocurrió en noviembre,
pero como dijimos la semana pasada la estatal se endeudó también en ese mismo
mes renovándole unos certificados de inversión por US$ 730
millones al Banco del Tesoro y en diciembre contrató un préstamo garantizado
con el Banco de Venezuela por US$ 476 millones, en ambos casos la petrolera
tampoco recibió un dólar y en ambos casos la tasa de interés fue pautada en 8%,
lo que significa que Pudrevsa pagará de intereses US$ 59 millones en el primer
caso y US$ 38 millones en el segundo.
Y
no habíamos terminado nuestro artículo de la semana pasada cuando los fascistas
de la industria anunciaron una nueva emisión de bonos para este año por ¡US$
5.000 millones! al 6% con vencimiento entre los años 2022 y 2024, de nuevo como
colocación privada, de nuevo hacia la Banca Pública y de nuevo sin recibir un dólar, aquí la
industria quedará endeudada también en la medida chiquita con US$ 2.400
millones (5.000 x 0,06 x 8 años) por los intereses a cancelar. Todo lo cual nos
lleva a concluir que Pudrevsa en sólo seis meses se ha endeudado en un capital
de US$ 10.706 millones (4.500 +730 + 476 + 5.000) con pagos de intereses de US$
5.197 millones (2.700 + 59 + 38 + 2.400), es decir, que en ese lapso de tiempo
Pudrevsa se ha enquesado en más de US$
16.000 millones, tomando en cuenta los intereses de los bonos que se vencen más
allá de nuestros cálculos, y eso que sólo estamos colocando que el endeudamiento
de lo que va de año va por US$ 5.000
millones, no contando aquí otras facilidades de crédito y préstamos garantizados que de seguro ha hecho
la industria en este 2014.
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