A mediados del año 2011 fue
cuando el difunto supremo había ordenado que se trajeran las reservas que
estaban resguardadas en el exterior, estas lo que hacían era darle valor a su nombre de reservas
internacionales, es decir, deben estar afuera para garantizar pagos de
importación y deuda externa, así como servir de aval para nuevos crédito
foráneos, por eso es que llevan ese nombre.
Así las cosas, según las notas a
los estados financieros de la Bodega Central para el primer semestre de ese año, existían US$
10.328 millones en el exterior, y US$ 7.585 millones en las arcas de la BCV, para
un total de reservas de US$ 17.914 millones, en un relación de 60/40 a favor
del exterior. Dicho total derivaba de
multiplicar 11,760 millones de onzas troy por un precio promedio en el valor de
oro de US$ 1.520, pero aquí es bueno resaltar que un encuentro sobre el metal
aurífero realizado en marzo de 2011 en la propia sede del Banco Central, la Gerencia
de Administración de Reservas
Internacionales sostuvo que las barras de oro resguardas en las bóvedas de esa
institución no tenían el sello internacional good delivery del mercado físico de Londres, lo que significaba que tales eran más bien oro
cochano sin validez en el exterior.
Pasado un año y
habiéndose cumplido la orden celestial, para el primer semestre del año 2012,
la reservas en el exterior se ubicaron en US$ 2.720 millones mientras que la de
aquí con el traslado llegaron a US$ 16.706 millones para un total de US$ 19.427
millones, con una relación ahora de 16/84 a favor de las arcas de la Bodega
Central; y producto de que cada una de las 11,760 millones de onzas tenían un
precio promedio en el valor del oro de US$ 1.651, donde es bueno recalcar
que esa especificación en la
contabilidad de reservas se llevó hasta el primer semestre de 2013, porque a
partir del segundo semestre de ese año como ya ha pasado con otras cuentas se
dejó de contabilizar en detalle como se venía haciendo. En su oportunidad
gritamos a los cuatro vientos que el traslado de las reservas había sido una
torpeza más del Comandante Supremo ya que con esas reservas aquí, aún con el
sello good delivery, aproximadamente
unos US$ 7.600 millones no tenían validez
porque la BCV no era ningún organismo
reconocido internacionalmente que diera fe de ello, por lo tanto para que
volvieran a tener su valor tendrían que ser trasladadas del nuevo al exterior donde
instituciones como el Banco de
Inglaterra o el Banco de Basilea dieran su visto bueno.
Hoy en día
las reservas vuelven a la palestra pública, en esta ocasión por un intercambio
(swap) para la obtención de liquidez por oro en vista de la crisis de divisas
que experimenta el país, se habla de unos US$ 1.500 millones, lo que significa
que estarían involucrados alrededor de 1.304.347 onzas de oro troy con sello
good delibery a un precio de US$ 1.150,
con la mínima condición que para poder producirse dicha transacción ¡estas tienen
que ser llevadas al exterior! para la ejecución del swap, algo que
supuestamente ya se hizo en aviones militares. Y una vez pagado los US$ 1.500
millones en condiciones que se desconocen se regresará el oro hipotecado. Aquí también debemos señalar que esto
sucede en un momento en que el Banco Central no publica sus estados financieros desde
noviembre del año pasado y que desde el segundo semestre del 2013 oculta las
especificaciones de la reservas en oro, por si fuera poco la BCV aún no ha
publicado las notas a los estados financieros correspondiente al segundo
semestre de 2014. Aquí es perentorio recordar la tracalería que el hizo la
propia Bodega Central cuando en octubre del pasado año colocó dos totales de
reservas diferentes, produciéndose un guiso de casi US$ 2.000 millones como
bien lo muestra nuestra imagen de hoy.
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