No hay distinción alguna entre la llamada IV república y los socialistas del silo XXI, en el manejo de la deuda pública, ambos endeudaron a las generaciones futuras del país, hicieron negociaciones en contra de los intereses del Estado, y emitieron bonos bajo las leyes del Estado de New York, lo que subordinó a la nación ante las leyes de un estado extranjero. De la misma manera, en tales gobiernos hubo mucho enriquecimiento por parte de los funcionarios públicos involucrados en las grandes transacciones que recibían de parte de los acreedores, suntuosas comisiones por los “valerosos servicios patrióticos ofrecidos a la nación”. Negociaciones y renegociaciones que nunca fueron transparentes, muchas de las cuales incluso, ni siquiera aparecen en las memorias de los fósiles Ministerios Hacienda-Finanzas correspondientes.
Así, como cual maldición griega, ha sido por los menos en los últimos cincuenta años el flagelo de la deuda pública en Venezuela, y como lo sostuvimos en la primera edición de nuestro libro: “La Piedra de Sísifo”, aquel personaje mitológico en quien la esperanza es siempre un esfuerzo inútil, de que el asunto había sido un problema en el pasado, en el presente, y por los vientos que soplaban en aquella oportunidad lo sería sin duda en el futuro, aún hoy en día tenemos deuda externa hasta el año 2038. Las cifras presentadas en aquel momento ya eran de por sí alarmantes y actualizándolas en esta nueva edición de nuestro libro publicado ahora en Amazon.com, tenemos como cualquier anécdota de Ripley, que nuestro país en los últimos 20 años ha cancelado más de ¡US$ 250.000 millones! por concepto de deuda pública, teniendo un saldo oficial hasta diciembre de 2018 de más de ¡US$ 150.000 millones! que incluye la deuda de Petróleos de Venezuela Sociedad Anónima (PDVSA) y la deuda privada según el Banco Central de Venezuela (BCV), última cifra señalada por el ente emisor. No suficiente con lo anterior, al país se le deben agregar los gigantescos, escandalosos y fraudulentos “préstamos chinos”, los cuales en detalle analizamos en mi segundo libro: “Petróleo Encadenado” de 2016, pronto también en Amazon.
Para colmo de males, tanto el actual Ministerio del Poder Popular de Economía, Finanzas y Comercio Exterior (MPPEFCE), como el BCV no publican los saldos de deuda pública desde el año 2018, todo enlodado en el contexto de las seudo-sanciones internacionales impuestas a nuestra nación, y le colocamos el prefijo de seudo, ya que estas han estado acompañadas de una serie de Licencias que otorgan oportunidades para cancelar, por supuesto que los socialistas de turno han tomado el asunto de las sanciones como excusa para el impago, pero como lo demostraremos en nuestro próximo artículo, estas ha sido ¡más bulla que la cabuya!, tomándose más bien la honda a los Juan Charrasqueado de: ¿me sancionaste?, ¡ahora no te pago! A continuación presentamos nuestros cálculos del default de los Bonos Soberanos y Globales del gobierno entre el 2018 y 2024, así como también los Bonos de PDVSA, que como sabemos para el FMI representa la deuda externa bruta del país, y hasta que el régimen u otro ente, demuestren lo contrario y se haga de manera oficial y pública cualquier proceso de reestructuración o pagos de deuda, esta sería la situación actual de nuestra nación:
Así las cosas, si tanto el régimen de turno como la estatal petrolera, no han cancelado nada desde el 2018, el default actual de Venezuela está llegando a ¡US$ 40.000 millones hasta este año!, por vez primera en más de un siglo, especificados de la siguiente manera como muestra el cuadro: US$ 13.245 millones del principal de los Soberanos ya vencidos; intereses acumulados de tales principales de US$ 5.258 millones; a lo que hay que agregar los intereses caducados de los principales no vencidos de US$ 9.518 millones; por parte de PDVSA, tenemos el principal de los bonos PDV ya vencidos por US$ 5.526 millones, más los intereses acumulados de tales principales por US$ 1.959 millones; donde finalmente hay que agregar los intereses caducados de US$ 2.116 millones del principal no vencido, para un total, total, de default de ¡US$ 37.622 millones! como nunca antes en la historia del país.
Tal cifra incluso podría ser muy superior a nuestros cálculos, porque es posible que cuando se emitieron los contratos, se hayan colocados cláusulas de tipo “cuota balón” en caso de caer en impago. Sobre el particular basta con recordar la “coletilla” de cross default que se colocó al Refinanciamiento de 1986, la cual estipulaba de que en caso de default, los bancos acreedores podría declarar el plazo vencido de las obligaciones y exigir de inmediato el pago del principal adeudado para aquellos principales de bonos aún no vencidos. Por mucho menos que esto, se hizo la “Operación Causa Justa” en Panamá, en diciembre de 1989.